Las lunas llenas son momentos de ver y evidenciar. El sol Acuariano ilumina la luna leonina y nos queda claro que hay identidades que ya no alojamos mas, espacios de los que no formamos mas parte, formas que ya no son nuestras y que queda en nosotros ir desarmando y deconstruyendo. La luna llena en el signo del sol que eclipsa nuestro consciente y nos muestra que no todo es como pensamos. Y si usualmente las lunas llenas mueven mucha energía, cuando el plenilunio se da en el medio de tensiones en la cruz fija, mucho más.
Estamos viviendo varias tensiones en medio de la cruz fija, es decir, Tauro, Leo, Escorpio y Acuario. En estos signos está más presente que nunca la tensión entre Urano y Marte en Tauro por un lado, mientras que Saturno y Júpiter en Acuario tiran hacia el otro. Hay algo que quiere movimiento, si, pero se nos demanda ser concretos y firmes, no poner el pie en el acelerador si no sabemos a dónde estamos yendo. Y al ser en signos fijos, el propósito es la nueva forma, mover y hacer por nuestros nuevos cimientos. Puede que tengamos sensación de ansiedad e inestabilidad, pero también de cansancio y agotamiento.
Y la luna llena se da allí, con Saturno que nos pone un limite al ego y nos dice que hay identidades que ya no van más, que no podemos con todo; mientras el sol estará en conjunción partil con Júpiter, con ganas de expandirse y ensancharse. Otra vez el juego entre la expansión y la contracción, otra vez el movimiento.
Es interesante poder identificar dónde estamos parados en este sentido: si la vida nos esta invitando a movernos y a actuar quiere decir que estábamos demasiado exigidos y perfeccionistas. Mientras que, si algo nos frenó y nos paró, quiere decir que estábamos en un movimiento ansioso sin medir consecuencias. Sea como sea, somos personas y estamos aquí para aprender. Es importante no caer en un lugar superyoico de exigencia que inhabilita hacer.
El 2020 puso en jaque nuestras formas y estructuras. Nos dimos cuenta de qué hay maneras que no van más. Los planetas desde Capricornio nos mandaron a casa Cáncer a pensar y reflexionar, a depurarnos. Puede que en nuestro afán de movimiento nos hayamos olvidado, y esto no esta bien. Estaría bueno poder recordar la depuración que atravesamos y ser conscientes de ella puesto que tiene mucho que ver con el proceso del año actual: si en el 2020 hicimos un proceso interior, en el 2021 es hora de que ese proceso salga a la luz y pueda estructurarse la nueva forma de identificarnos.
Saturno desde Capricornio en oposición a Cáncer puso es jaque nuestras proyecciones inconscientes. En Acuario su vinculo será con el sol y todo lo que decimos que somos estará a prueba. En este sentido, tendremos que trabajar en comprometernos por ser el cambio que queremos ver en el mundo. Ya no estamos más bajo la presión del no saber. Ahora es momento de hacer, a consciencia y con responsabilidad.
Entonces veamos qué nos muestra esta lunación, prestemos atención a las señales. Como en toda luna llena, quizá estemos muy sensibles, irascibles, e irritables. Demos lugar a esto. Observemos nuestra rabia. Puede que queramos desde el ego y eso no está mal, pero la lección acá es querer y moverse desde el corazón, que alberga algo más que nuestros antojos y que nos recuerda que nadie se salva solo. Demos espacio a esto, y a pensar que vamos a aportar al cambio social y comunitario. Qué de lo que soy suma a otros más allá de ser antojadizamente.
Ya no somos los mismos y eso está bien. Hagamos el duelo y sequemos las lagrimas. Siempre nuestro pasado será nuestro y estará allí para retornar a sus aromas, amores y lecciones. Pero hoy nos sirve de base, nada más ni nada menos, para el nuevo salto. ¡Allí vamos!